Serviço de Assistência Técnica:

Realizar una consulta técnica

0034 902 100 911
(Servicio exclusivo para empresas)
Guías Visuales
Búsqueda por atributos
Calidad del aire y eficiéncia energética. Comprobaciones y medidas

Introducción
Durante los últimos años, la calidad del aire se ha convertido en un tema de gran importancia debido a sus implicaciones en dos áreas clave para la sociedad como son por un lado la salud pública y por otro la eficiencia energética.

La Agencia de Protección Medioambiental de los EE.UU. (EPA) calcula que pasamos aproximadamente un 90 % de nuestro tiempo en espacios cerrados, y otros estudios indican que el aire interior en algunos emplazamientos comerciales llega a estar hasta cinco veces más contaminado que el aire exterior. Por otra parte, los sistemas de calefacción, ventilación y en especial los cada vez más utilizados equipos de aire acondicionado implican unos costes globales de operación crecientes. Sin embargo, el mantenimiento de unos niveles de calidad del aire adecuados no sólo ayuda a mejorar la salud de las personas y por ende a incrementar su productividad y reducir los costes relacionados con el tiempo de inactividad, sino que también ayuda a reducir los costes energéticos y de mantenimiento al mejorar la eficiencia de los sistemas y reducir o eliminar los gastos asociados a costosas reparaciones futuras.
Programa de mantenimiento
Como vemos el objetivo es lograr unos niveles adecuados de confort y eficiencia energética en una instalación particular a través de un programa de mantenimiento predictivo y continuo que tenga en cuenta las siguientes acciones:

a) Recogida de datos ambientales tanto de forma cualitativa como cuantitativa.
Obtener la máxima información sobre los problemas y quejas detectadas es crítico: ¿quién ha presentado quejas y cuáles son los síntomas?, ¿se encuentran localizadas en un punto concreto o dispersas por toda la instalación? Igualmente se deben comprobar activamente los parámetros que contribuyen a un entorno productivo y saludable lo cual favorecerá que se reduzcan notablemente las reclamaciones de los usuarios
1 Entre otras medidas, podemos considerar las siguientes: temperatura del aire, humedad relativa, concentraciones de partículas en el aire y niveles de CO2 o de monóxido de carbono CO. Por ejemplo, el CO2, uno de los productos de la respiración, puede indicar la proporción de intercambio de aire fresco dentro de un espacio cerrado.
Para ello se necesitará utilizar un comprobador de la calidad del aire verificando que la temperatura, humedad velocidad y caudal del aire se encuentran dentro de los niveles admisibles de confort. Por ejemplo, las lecturas de temperatura y humedad desempeñan un papel clave en la identificación de moho y bacterias. Por otro lado, es necesario utilizar medidores de flujo del aire para medir la presión y circulación del aire dentro del edificio, además de localizar fugas en conductos y problemas de funcionamiento en sistemas de evacuación y ventilación del aire.
El procedimiento más eficaz para evaluar la calidad del aire en interior es obtener varias lecturas del aire exterior como valor de referencia, anotando dónde se tomaron. Al menos una de dichas lecturas debe proceder de un lugar cercano a la toma de aire fresco del edificio.
Igualmente, anote el lugar de la toma de entrada de aire para garantizar que no se desvían las lecturas de referencia a causa de fuentes contaminantes, por ejemplo, ubicaciones cerca de un muelle de carga. Un método muy utilizado consiste en tomar varias lecturas en el interior, empezando primero por la zona de la queja y trasladándose después hacia fuera. Mediante los sensores de temperatura y humedad de un temohigrómetro, compare las lecturas con los parámetros aceptados (UNE-EN ISO 7730) de temperatura y humedad relativa.

b) Revisión de las instalaciones.
Se deben revisar las diferentes áreas de una instalación o edificio. Dentro de una ubicación concreta, es necesario tener en cuenta las áreas con ventilación, hornos, productos químicos, sobre todo si se encuentran en zonas donde se hayan presentado quejas.

¿Se aprecian olores, fuentes de partículas visibles (por ejemplo, moho), corrientes excesivas de aire, temperaturas anormales, etc.? Tenga en cuenta el historial del edificio o instalación: ¿Cuándo fue construido o remodelado el edificio? ¿Se ha producido algún caso de deterioro excesivo? ¿Cómo se realizaron las reparaciones? ¿Cuáles son las rutinas de mantenimiento de las instalaciones?.
Localice focos de humedad. La humedad se filtra a través de juntas y grietas en tejados, y paredes, quedando atrapada en la estructura del edificio, lo cual provoca el deterioro de los materiales y la aparición de moho en las estructuras.
Si se sospecha la presencia de moho, realice medidas de la humedad y temperatura para determinar si en las zonas bajo sospecha la temperatura se reduce por debajo del punto de rocío.
Controle las pérdidas de calor. Compruebe la calidad del aislamiento en el interior del edificio, así como otras zonas en las que puedan producirse pérdidas de calor, tales como grietas o roturas en las paredes y cierres del edificio.

Las comprobaciones de temperatura en el interior y el exterior de las estructuras (techos, suelos, paredes, ventanas, puertas, zonas de ventilación y conductos) le señalarán de inmediato las zonas problemáticas.
Utilice un termómetro con sonda o por infrarrojos para tomar medidas de la temperatura en la salida de las rejillas de ventilación y en paredes, suelos y techos, y averigüe rápidamente si las lecturas obtenidas son consistentes.
Verifique el funcionamiento correcto de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado.Pueden tomarse distintas medidas específicas para comprobar el rendimiento del sistema de calefacción e identificar las reparaciones necesarias.
Verifique que la temperatura de los gases de combustión está dentro de los límites aceptables y compruebe los niveles de C02 y monóxido de carbono en torno a las calderas y los hornos. Unos niveles nocivos de CO indican problemas con el sistema de ventilación/evacuación o la existencia de fugas.
Verifique asimismo la eficiencia de los filtros de aire mediante un medidor de presión diferencial o un contador de partículas.
Igualmente puede verificar el funcionamiento y eficiencia de dichos sistemas desde un punto de vista eléctrico y térmico (análisis de corrientes y potencias, disipación térmica a través imágenes termográficas, etc.).
Conclusión:

Gracias a los instrumentos específicos para la medida de la calidad del aire y otros de uso más general, podremos establecer un programa de mantenimiento predictivo que nos permita estudiar tendencias, identificando y resolviendo cualquier problema potencial antes de que se convierta en un problema grave mejorándose de esta forma el confort y salud de los usuarios de una instalación a la vez que se mejoran los costes energéticos y de mantenimiento.
Roberto Poyato Luque
Ingeniero de Soporte
Fluke Ibérica S.L.